No cabe duda que en Chile la Acuicultura es una actividad económica sumamente relevante. No por nada el país es uno de los líderes mundiales en importaciones de salmón y algunos mariscos.
El consumo de mariscos también es elevado en el país, podemos ver esto en platos como la Paila Marina, Ceviche y empanadas. De hecho, en 2022 la Subsecretaría de Pesca informó que los chilenos consumían 15,8 kilos per cápita de productos del mar.
Lo cierto es que, lamentablemente, toda esta bonanza podría estar ‘amenazada’ por el cambio climático y otros factores, como la acidificación de los mares (cambios en el PH de los océanos) y el aumento en las concentraciones de CO2.
Ante esto, el Instituto Milenio en Socio-Ecología Costera (SECOS), la carrera de Hotelería, Turismo y Gastronomía de INACAP Talcahuano-Concepción y la Pontificia Universidad Católica de Chile iniciaron tiempo atrás un estudio denominado ‘Degustando el Cambio Climático’.
A grandes rasgos, el proyecto tiene como objetivo constatar qué cambios pueden tener los productos del mar en un plazo de 10 años, teniendo en consideración las variables antes mencionadas.
Entre los cambios evaluados están las composiciones y formas de moluscos, como choros y ostiones, además de notar modificaciones en aspectos como su textura e incluso sabor.
Así, y para entender cuáles serán los posibles cambios que se producirán en las condiciones mecánicas de un molusco de importancia socio-ecológica como el ostión, es que Valeska San Martin, bióloga de la Universidad Católica, llevó a cabo un experimento con estos productos durante dos meses en la estación costera de la U. de Concepción en Dichato, para recrear las condiciones que tendrían en el mar en las próximas décadas bajo cambio climático.